“¿No habría que escribir precisamente (…) para que el fin se torne en nunca (…) y nadie pueda hacer morir aún más a los muertos?”
José Ángel Valente
A Julio López Cid, que se fue primero, por tantas y tantas horas robadas a la muerte.
A José Luis Fortes, que se fue después. En el sueño, su corazón, no supo hallar el camino de regreso.
A Eduardo y Julio López Rego, que estuvieron cuando nadie estaba.
No hace un año todavía, nuestro poeta de referencia era Yosi, el suave. Promocionado desde las alturas, las fuerzas vivas, –nunca tan muertas– de la corte provincial, decidieron movilizar cuantos rapsodas a sueldo había, y esbozar una propuesta hortera, ramplona y de eterna adolescencia, que les permitiese acercarse al voto joven; es decir: el marco referencial en que la provincia iba a mirarse en el futuro, ¡qué futuro….! Hasta se propuso el nombre de tan señalado personaje para honrar la nueva biblioteca. Todo ello muy institucional y con gabela. Traducido a neo-lengua orwelliana: – La policía es poesía. La policía eleva (o no, eso depende), nosotros somos rock n’ roll1, la poesía es rock, la policía es rock, el voto lo creéis vuestro, pero es nuestro, el voto es rock, el voto es pop, vuestra miseria es real pero no lo sabéis, nuestro trono se asienta en un montón de estiércol, pero vosotros sólo veis un deslumbrante amanecer de brillantes colores. Instituyamos nuevos mitos, nuevos ejemplos. Prescribamos lo reescribible. Mantenednos. Seamos modernos. Ourense ICCWeek.
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